El sentido de la vida.
11/06/07
Deborah Solomon entrevista en el New York Times al crítico cultural marxista británico Terry Eagleton. Tomado de la revista digital sinpermiso. (www.sinpermiso.info)
P: Para ser un profesor de teoría cultural de la Universidad de Manchester, Inglaterra, ha llegado usted a unas conclusiones sorprendentemente sentimentales en su último libro El significado de la vida. Díganos, ¿qué significa la vida?
R: Tal vez los dos candidatos más plausibles para esa respuesta son: felicidad y amor. Pero una de las cosas terribles cosas que pasan con la palabra "felicidad" es que es extremadamente débil. Evoca la idea de personas brincando desapoderadamente, unas junto a otras, con sonrisas maníacas en sus rostros.
P: ¿Qué palabra prefiere a “felicidad”?
R: Aristóteles, por supuesto, usa un término [eudaimonía] que se traduce bien por “bienestar”. El término que yo uso es “realización” [fulfillment].
P: ¿Y dónde sugiere usted que hay que buscar esa realización?
R: Hay una frase famosa de Karl Marx, donde declara desear una sociedad en la que el completo desarrollo de cada uno sea la condición del completo desarrollo de todos. ¿Qué sería encontrar hallar nuestra realización con todos en vez de contra todos?
P: En su libro, define usted el amor en términos igualitarios. Pero eso no suena muy real. ¿Qué, si alguien se enamora, por ejemplo, de una voz al otro lado de la línea telefónica?
R: Usted puede hablar de afecto y amor a propósito de muchas cosas. Usted puede amar su maletín o sus pantuflas. Eso no es un modelo completo de amor, donde cada uno se realiza a sí mismo a través del otro, haciendo lo mismo.
P: ¿El amor por una mascota constituye verdadero amor, en su definición?
R: No. Porque son especies biológicamente distintas, no se realizan en sí mismas, no se florece en el propio ser a través de eso.
P: ¿Cree usted que el haber tenido hijos ha añadido sentido a la vida?
R: He encontrado que, para alguien de izquierda como yo, el problema es si tus hijos se radicalizan a la izquierda o se vuelven unos fascistas.
P: A diferencia de la mayoría de izquierdistas, usted ha sido un defensor de la religión.
R: Yo ataqué el libro de Richard Dawkins sobre Dios, porque pensé que él es una iletrado en teología. Yo valoro mucho mi pasado católico. Me enseñó, entre otras cosas, a no tener miedo del rigor intelectual.
P: ¿De dónde cree usted que viene toda esa plétora de neoateos como Dawkins?
R: Yo supongo que es una reacción a muchas formas horribles de fundamentalismo. Estoy totalmente con Dawkins a la hora de condenar desde el fascismo, sea texano o talibán. Pero el problema de Dawkins es que él cree que la religión es eso.
P: De usted se diceo generalmente que es el mejor crítico literario de Inglaterra. ¿En qué lugar queda entonces Clive James, cuya colección de ensayos, Amnesia Cultural, acaba de ser publicada con gran alboroto en Nueva York?
R: Yo no creo realmente que sea un crítico literario, aunque es muy inteligente.
P: ¿Desaprueba usted la manera como trata la alta cultura y la cultura pop, con igual seriedad?
R: No del todo. Yo me ubico en los estudios culturales. Pero eso es distinto de triunfar en un talk show.
P: Lo que me resulta interesante es es que ni usted ni él parecen escribir mucho sobre los libros actuales.
R: Lo que pasa, creo, es que la crítica literaria se ha vuelto cada vez más crítica cultural porque hay muchas crisis en nuestra cultura.
P: ¿Ha leído algo bueno últimamente?
R: Yo no leo libros de otras personas. SI deseo leer un libro, escribo uno. Ya he escrito más de 40 libros.
P: Qué escándalo. Deberían detenerle.
R: He intentado parar de escribir. De hecho, estoy buscando una “contra-receta”, una píldora inhibidora de la grafomanía. Hay una organización llamada “Escritores Anónimos”. Tratan de quitarte la adicción de escribir, ya sea un libro enorme o un poema.
P: Muy cachondo. ¿Planea alguna gira con su libro por los Estados Unidos?
R: No. A medida que envejezco, mis visitas a EEUU se hacen más cortas, porque no puedo sacar mucho aquí de la cultura en general. Sé que estoy de regreso en EEUU porque, a la hora del desayuno en el hotel, los de la mesa de al lado hablan todo el rato de dinero.
P: El Príncipe Carlos lo llamó a usted “ese terrible Terry Eagleton”. ¿Qué cosa suya cree que ofende al Príncipe?
R: Creo que mi mera existencia.
Terry Eagleton es profesor de literatura y crítica literaria en la Universidad de Manchester. Uno de sus últimos libros es: The English Novel: An Introduction, publicado en Oxford por la Casa editora Blackwell.
Traducción para www.sinpermiso.info: Amaranta Süss
lunes, 11 de junio de 2007
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